Debido a un encargo, nos acercamos a la tienda en Times Square,
de esta marca de chocolate, muy popular en USA, pero no tanto en nuestro país. La tienda ha cambiado de sitio, desde la última vez que estuvimos y ahora es un lugar mas amplio y grande. La otra, la verdad, era un poco agobiante.
El lugar es espectacular: decoración, pasillos amplios, todo en su sitio y muy bien ordenado, sección de cajas perfecta y la atención de los dependientes es exquisita.
Aunque no sea tu marca favorita (lo que es mi caso) ni seas muy aficionado al chocolate, acabas comprando sí o sí, y mandas a tomar viento tus dietas.
Y si no te gusta nada de nada el chocolate, lo que me resulta difícil de creer, tienes merchandising de la marca de todo tipo, para ti o como regalo.
Lástima que era un poco tarde y no pudimos disfrutar de muchas de las cosas que allí hacen, pero aún así la visita vale la pena , vayas o no vayas con niños y desde luego esta tienda es uno de los "must", o "visitas que hay que hacer" de Times Square.
CUADERNOS NEOYORKINOS
martes, 5 de diciembre de 2017
sábado, 2 de diciembre de 2017
MADISON SQUARE PARK: NENES Y PERRETES
Una de las cosas que obvias cuando viajas sin niños son los parques infantiles. Pero en esta ocasión, al ir con los mellizos, era algo que no podíamos pasar por alto.
Madison Square Park está situado entre las callles 23 y 26 y la Quinta avenida y Madison.
Mientras veíamos el Flatiron a lo lejos, entramos en este acogedor parque que cuenta con una zona de juegos infantiles, un playground. La zona está rodeada por una valla de hierro forjado. Se accede por una puerta que tiene un cerrojo pasador y allí, con el suelo de goma, hay varios elementos u atracciones para que jueguen los pequeños. El playground tenía niños, pero dado que era un día lectivo todos eran pequeñitos y acompañados de sus nanys, por lo que lo pasaron bastante bien. Puntos a favor, la valla. Puntos en contra, zonas sin visibilidad donde no veías a los niños y muchas atracciones un poco peligrosas y obsoletas, por lo que no te podías relajar en ningún momento. Ambiente muy bueno y tranquilo
Después del playground y cuando salíamos de este coqueto parque, vimos a la derecha otro playground, pero esta vez de perros, un espacio muy chulo donde varios canes se lo estaban pasando bomba. Al entrar, una doble puerta que indicaba entre otras cosas "ningún perro sin dueño y ningún humano sin perro". Llamaba la atención lo limpio que estaba el lugar, que diferencia con otros caniparks en nuestro país, que se convierten en un nido de excrementos por la dejadez de muchos dueños.
Madison Square Park está situado entre las callles 23 y 26 y la Quinta avenida y Madison.
Mientras veíamos el Flatiron a lo lejos, entramos en este acogedor parque que cuenta con una zona de juegos infantiles, un playground. La zona está rodeada por una valla de hierro forjado. Se accede por una puerta que tiene un cerrojo pasador y allí, con el suelo de goma, hay varios elementos u atracciones para que jueguen los pequeños. El playground tenía niños, pero dado que era un día lectivo todos eran pequeñitos y acompañados de sus nanys, por lo que lo pasaron bastante bien. Puntos a favor, la valla. Puntos en contra, zonas sin visibilidad donde no veías a los niños y muchas atracciones un poco peligrosas y obsoletas, por lo que no te podías relajar en ningún momento. Ambiente muy bueno y tranquilo
Después del playground y cuando salíamos de este coqueto parque, vimos a la derecha otro playground, pero esta vez de perros, un espacio muy chulo donde varios canes se lo estaban pasando bomba. Al entrar, una doble puerta que indicaba entre otras cosas "ningún perro sin dueño y ningún humano sin perro". Llamaba la atención lo limpio que estaba el lugar, que diferencia con otros caniparks en nuestro país, que se convierten en un nido de excrementos por la dejadez de muchos dueños.
viernes, 1 de diciembre de 2017
BRYANT PARK WINTER VILLAGE
Recién llegado de Nueva York es un momento propicio para seguir con este blog que tenía un poco abandonado.
Hoy toca uno de los lugares que más nos ha gustado en este viaje de finales de noviembre. Se trata de BRYANT PARK, y en concreto de su Winter Village.
El parque está limitado por las avenidas quinta y sexta y las calles 40 y 42. No voy a hacer historia que para eso está la wikipedia. Os cuento lo que vivimos.
Cansados de caminar llegamos con los niños por la tarde, cuando ya se estaba poniendo el sol. enseguida vimos las casetas del mercadillo de Navidad, todas iguales, de metal y cristal. En ellas se vendía artesanía, regalos, cosas de Navidad y... comida. Nos sentamos en la terraza de una de ellas a comer churros, algo común para nosotros, españoles, pero que ahora está de moda en Estados Unidos y, como siempre, ellos le dan una vuelta de tuerca más. Por eso, además de los tradicionales churros, había también rellenos, entre otras cosas de Boston Creme y de marsmallows o nubes, estos últimos deliciosos.
Seguimos caminando entre música navideña, y visitando los diferentes puestos, productos naturales, cuadros, ropa, y nos sentamos a contemplar a los patinadores en la pista de hielo, una imagen preciosa, que contrastaba con las luces de los edificios que rodean el parque.
No perdimos la oportunidad de subir a los niños al carrusel, donde disfrutaron un montón y es que realmente tiene su encanto.
Nunca he estado en la Gran Manzana en otra época que no sea cerca de Navidad, y no me arrepiento. Nueva York es una ciudad muy navideña y Bryant Park es una buena muestra de ello.
Hoy toca uno de los lugares que más nos ha gustado en este viaje de finales de noviembre. Se trata de BRYANT PARK, y en concreto de su Winter Village.
El parque está limitado por las avenidas quinta y sexta y las calles 40 y 42. No voy a hacer historia que para eso está la wikipedia. Os cuento lo que vivimos.
Cansados de caminar llegamos con los niños por la tarde, cuando ya se estaba poniendo el sol. enseguida vimos las casetas del mercadillo de Navidad, todas iguales, de metal y cristal. En ellas se vendía artesanía, regalos, cosas de Navidad y... comida. Nos sentamos en la terraza de una de ellas a comer churros, algo común para nosotros, españoles, pero que ahora está de moda en Estados Unidos y, como siempre, ellos le dan una vuelta de tuerca más. Por eso, además de los tradicionales churros, había también rellenos, entre otras cosas de Boston Creme y de marsmallows o nubes, estos últimos deliciosos.
Seguimos caminando entre música navideña, y visitando los diferentes puestos, productos naturales, cuadros, ropa, y nos sentamos a contemplar a los patinadores en la pista de hielo, una imagen preciosa, que contrastaba con las luces de los edificios que rodean el parque.
No perdimos la oportunidad de subir a los niños al carrusel, donde disfrutaron un montón y es que realmente tiene su encanto.
Nunca he estado en la Gran Manzana en otra época que no sea cerca de Navidad, y no me arrepiento. Nueva York es una ciudad muy navideña y Bryant Park es una buena muestra de ello.
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martes, 18 de junio de 2013
EL PUENTE DE NUEVA YORK
Si, lo llamo el puente de Nueva York porque aunque existan otros como el de Verrazano, quizás sea el de Brooklyn el primero que nos viene a la mente al hablar de esta gran ciudad. No en vano es uno de sus iconos mas representativos junto con la estatua de la Libertad, el Empire State Building, Central Park o el edifcio Chrysler. Siempre que voy allí es una vista que nunca me pierdo y que por supuesto, cruzo para ir al barrio de Brooklyn.
Fue construido entre los años 1.867 y 1.883 y es una gran obra de ingeniería. Mide 488 metros de longitud y tiene 26 metros de ancho y está a 40 metros de altura del East River. Se sustenta por dos pilares de granito con doble arco además de por un sistema de tirantes y cables de acero. Cuando se inauguro hicieron desfilar por él un circo.
Para llegar a él si estamos en Manhattan podemos aprovechar cuando vayamos a ver Wall Street y la zona cero y visitar el mall Pier 17 que tiene unas estupendas vistas al puente. Es una buena experiencia cruzarlo caminando ya que hay una calzada para peatones y solo cuesta unos 25 minutos, pero cuidado, que haga buen tiempo porque yo lo hice en invierno y no sirve de gusto. ObtendrÉis estupendas fotos de la ciudad y podréis conocer el barrio de Brooklyn que tiene zonas realmente preciosas.
Fue construido entre los años 1.867 y 1.883 y es una gran obra de ingeniería. Mide 488 metros de longitud y tiene 26 metros de ancho y está a 40 metros de altura del East River. Se sustenta por dos pilares de granito con doble arco además de por un sistema de tirantes y cables de acero. Cuando se inauguro hicieron desfilar por él un circo.
Para llegar a él si estamos en Manhattan podemos aprovechar cuando vayamos a ver Wall Street y la zona cero y visitar el mall Pier 17 que tiene unas estupendas vistas al puente. Es una buena experiencia cruzarlo caminando ya que hay una calzada para peatones y solo cuesta unos 25 minutos, pero cuidado, que haga buen tiempo porque yo lo hice en invierno y no sirve de gusto. ObtendrÉis estupendas fotos de la ciudad y podréis conocer el barrio de Brooklyn que tiene zonas realmente preciosas.
lunes, 17 de diciembre de 2012
BROOKLYN HEIGHTS PROMENADE
Brooklyn Heights Promenade es un pequeño paseo en la zona del mismo nombre, en el que estuve en las navidades del 2.005.
Es un sitio tranquilo, con espacio para paseantes y deportistas, un lugar agradable que no destacaría en nada si al volver la vista no te encontraras con una de las perspectivas fotográficas más bonitas de la isla de Manhattan. A simple vista es fácil divisar el south street seaport del Pier 17 o todo el skyline neoyorkino, además no es un sitio masificado, yo diría que pocos turistas se llegan hasta allí. El barrio, por otra parte, es chulísmo con las típicas townhouses de piedra marron, cafeterías y restaurantes con encanto, tiendas curiosas, etc.
Volviendo al paseo, si somos valientes, nos podemos llegar desde su punta norte hasta el puente de Brooklyn para cruzarlo a pie, yo que soy más perezoso lo crucé en coche.
En definitiva, si quereis hacer fotos chulas....id al paseo de Brooklyn Heights, el sitio y el barrio son perfectos para una mañana de domingo.
Es un sitio tranquilo, con espacio para paseantes y deportistas, un lugar agradable que no destacaría en nada si al volver la vista no te encontraras con una de las perspectivas fotográficas más bonitas de la isla de Manhattan. A simple vista es fácil divisar el south street seaport del Pier 17 o todo el skyline neoyorkino, además no es un sitio masificado, yo diría que pocos turistas se llegan hasta allí. El barrio, por otra parte, es chulísmo con las típicas townhouses de piedra marron, cafeterías y restaurantes con encanto, tiendas curiosas, etc.
Volviendo al paseo, si somos valientes, nos podemos llegar desde su punta norte hasta el puente de Brooklyn para cruzarlo a pie, yo que soy más perezoso lo crucé en coche.
En definitiva, si quereis hacer fotos chulas....id al paseo de Brooklyn Heights, el sitio y el barrio son perfectos para una mañana de domingo.
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domingo, 28 de octubre de 2012
LA PASEADORA DE PERROS
Un trabajo intrascendente como pasear perros puede dar pie a muchas cosas, incluso a encontrar el amor de tu vida.
ARGUMENTO
Nina Shepard se gana la vida paseando perros en Manhattan, lo que le permite desarrollar una de sus aficiones favoritas: chafardear en las casas ajenas. En una de esas incursiones cree haber encontrado el hombre perfecto en la persona de Daniel, uno de sus clientes.
OPINION
A los aficionados a leer nos pasa muchas veces como a los amantes de la buena cocina: nos gusta lo bueno, las obras maestras, pero que a gusto entran muchas veces un par de huevos fritos con patatas!!. Este paralelismo puede darse con esta novela a la que podemos clasificar sin problemas como amable y divertida. Fácil de leer y muy entretenida nos acerca a los entresijos de Manhattan desde la óptica de una chica que se gana la vida paseando perros, con ella nos asomamos a los apartamentos y a las vidas de sus clientes...y también a las de sus mascotas.
No se pueden evitar, al leerla, ciertos paralelismos con Sex and The City, pero aunque el marco es el mismo, la posición económica de la protagonista no, por lo que las situaciones son muy diferentes.
Para ser la primera novela de la autora, Leslie Schnur, está bastante bien, lo que presagia una interesante carrera.
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viernes, 19 de octubre de 2012
CHELSEA MARKET
Siempre he pensado que los lugares no se visitan en una sola vez, y que son las visitas posteriores las que hacen que realmente empecemos a conocer aquellos rincones que no salen en las guías turísticas o que quedan eclipsados por otros más famosos o pintorescos. Uno de estos rincones en Nueva York es el Chelsea market.
Cuando mi cuñada me dijo que nos iba a enseñar el Chelsea Market y llegamos al lugar, me quedé muy decepcionado. Las calles estaban muy oscuras, los edificios feos, y el del Chelsea Market no era una excepción. Pero la sorpresa llegó cuando entramos dentro. Evidentemente, se notaba, se veía que aquello era un edificio industrial, concretamente una antigua fábrica de galletas, pero el colorido y la decoración eran extraordinarios, así como el ambiente que se respiraba. Todo estaba muy limpio, no había mucha gente y parece que las prisas de todos los neoyorquinos que por allí rondaban, se habían dado un respiro. Tuberías a la vista, paredes de ladrillo, cascadas artificiales y esculturas en cualquier rincón, todo parecía hecho sin fijarse, a la buena de Dios, pero la visión general del conjunto te decía bien a las claras que no era así.
Lo primero que me vino a la cabeza, al ver todo esto, fue la película Blade Runner, pero no encontré replicantes, sino un montón de tiendas, cafeterías y restaurantes con los productos mas variados. Creo que allí se puede comprar cualquier cosa que se coma en el mundo, aunque se habla del sitio como un lugar dedicado a las delicatessen, no todos los comercios tenían cosas con precios fuera de lugar. Lo que si llamaba la atención era que, productos extraños para los estadounidenses, alcanzaban unos precios increíbles. Valga como ejemplo un bote de banderillas, de las de aquí, con su guindilla, pepinillo, oliva y cebolleta, no recuerdo ahora la marca pero era española, que costaba nada y más y nada menos que 14 dólares. Pero nosotros acabamos comprando la cena ese día allí y no nos salió tan cara: un pan recién horneado con pasas y nueces que estaba buenísimo, prosciuto, ese amago de jamón serrano que hacen los italianos y varias cosas de bollería, productos del lugar con precios asequibles.
Espero que las fotos que he colgado os den una idea del lugar. Al ser diciembre, además de la particularidad del sitio, se añadía el hecho de la decoración navideña que llenaba de color el frío ambiente industrial. Si pasáis unos días en Nueva York, os recomiendo que lo visitéis. A veces vale la pena obviar los sitios más turísticos y visitar otros que reflejan mejor la vida del lugar.
Cuando mi cuñada me dijo que nos iba a enseñar el Chelsea Market y llegamos al lugar, me quedé muy decepcionado. Las calles estaban muy oscuras, los edificios feos, y el del Chelsea Market no era una excepción. Pero la sorpresa llegó cuando entramos dentro. Evidentemente, se notaba, se veía que aquello era un edificio industrial, concretamente una antigua fábrica de galletas, pero el colorido y la decoración eran extraordinarios, así como el ambiente que se respiraba. Todo estaba muy limpio, no había mucha gente y parece que las prisas de todos los neoyorquinos que por allí rondaban, se habían dado un respiro. Tuberías a la vista, paredes de ladrillo, cascadas artificiales y esculturas en cualquier rincón, todo parecía hecho sin fijarse, a la buena de Dios, pero la visión general del conjunto te decía bien a las claras que no era así.
Lo primero que me vino a la cabeza, al ver todo esto, fue la película Blade Runner, pero no encontré replicantes, sino un montón de tiendas, cafeterías y restaurantes con los productos mas variados. Creo que allí se puede comprar cualquier cosa que se coma en el mundo, aunque se habla del sitio como un lugar dedicado a las delicatessen, no todos los comercios tenían cosas con precios fuera de lugar. Lo que si llamaba la atención era que, productos extraños para los estadounidenses, alcanzaban unos precios increíbles. Valga como ejemplo un bote de banderillas, de las de aquí, con su guindilla, pepinillo, oliva y cebolleta, no recuerdo ahora la marca pero era española, que costaba nada y más y nada menos que 14 dólares. Pero nosotros acabamos comprando la cena ese día allí y no nos salió tan cara: un pan recién horneado con pasas y nueces que estaba buenísimo, prosciuto, ese amago de jamón serrano que hacen los italianos y varias cosas de bollería, productos del lugar con precios asequibles.
Espero que las fotos que he colgado os den una idea del lugar. Al ser diciembre, además de la particularidad del sitio, se añadía el hecho de la decoración navideña que llenaba de color el frío ambiente industrial. Si pasáis unos días en Nueva York, os recomiendo que lo visitéis. A veces vale la pena obviar los sitios más turísticos y visitar otros que reflejan mejor la vida del lugar.
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